Su intuición le advirtió que perdería la custodia de sus dos hijos, por eso, el día de la audiencia, se presentó ante los jueces que habrían de sentenciar y cuando éstos se pronunciaron, se levantó impulsivamente, desenfundó un cuchillo de carnicero de 230 milímetros, lo clavó dramáticamente sobre una mesa frente a los dos jueces y luego le lanzó trozos de sesos gritando: “un poco del cerebro que les falta”. (AF)
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