sábado, 7 de junio de 2014

El Diablo y la Cruz





Un marino francés de nombre Bellín se varó en una isla remota e ignota y como pasaban los años y nadie venía a socorrerlo, exclamó una noche todo lleno de angustia e incertidumbre “ya que Dios no me saca de aquí que venga el Diablo y lo haga”.  Minutos después dijo que vio una forma de nariz roma  echando humo y fuego por los ojos, los pies como grifo y la cola como la de un murciélago, las piernas propias de un hombre, el cabello negros y dos cuernos.  Horrorizado despertó a su compañero y ambos armados de una cruz corrieron por toda la isla hasta la extenuación y ya más nunca sintieron sino una paz muy profunda.  Se sentían liberados.