Para
el Jefe Civil del pueblo, su hijo
Miguelón, alto y bien plantado, era como él lo proclamaba voz en cuello, todo, todo
un macho, más que un macho, un siete macho, pero cuando se fue a Paris y
regresó en medio del fervor oficial, era todo una muy atractiva mujer; sin
embargo, nadie, ni sus padres siquiera lo intuyeron.
Todos creyeron a pie juntillas que se trataba de la novia de Miguelón.
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