La curiosa Rockola de la madama de Las
Moreas se negaba a bajar los discos si no le metían monedas de plata acuñadas
en la época de Guzmán Blanco, pero la doña siempre atenta y dispuesta hacía el
canje correspondiente y la máquina hacía sonar los discos del cieguito José Feliciano, los únicos posibles así usted
marcara los de Toña La Negra o los de Boby Capó.
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