Solían contar quienes vivieron los tiempos oscuros del
gomecismo que Vicencio Pérez Soto cuando vino en 1921 a sustituir a Marcelino
Torres García como Gobernador del Estado Bolívar, los notables de la ciudad lo
recibieron con una gran fiesta bailable, pero a la media noche, el General
ordenó cerrar las puertas para que nadie abandonara el jolgorio y por la mañana
se fue con todos a la plaza del Mercado y por donde pasaba tumbaba las bandejas
con empanadas y arepas rellenas exclamando “yo pago”. Al final se fue a la orilla del Orinoco y
vestido de etiqueta se zambulló en el río invitando a todos hicieran lo mismo. Después de esto, a evento festivo que
organizaba el Gobernante, las guayanesas no s daban por invitadas y sólo
acudían sus maridos. Santo Remedio para
que al militar del Tocuyo se le bajaran los humos. (AF)
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