Una
de las Cruces populares más antiguas que se conocen en Venezuela es la Cruz del
Perdón de Cumaná que según recopilación de Isidro Cedeño, estuvo asociada a la
leyenda según la cual una mujer condenada a la horca por un crimen que se le
imputaba, se aferró tan fuerte a la Cruz cuando fue conducida al suplicio que
fue imposible que los soldados pudieran arrancársela. La desgraciada mujer
debió ser perdonada y desde aquel día todo condenado que lograba abrasarse a la
cruz quedaba liberado.
Esa cruz permaneció muchos años en el
sitio que en Cumaná así se llama: “Cruz del Perdón” y fue bendecida el primero
de enero de 1772 por el Vicario Superintendente Antonio Patricio Alcalá, con el
objeto de levantar allí una iglesia.
De Cumaná se extendió a otros lugares de
Venezuela, la devoción por la Cruz del Perdón, incluyendo a Ciudad Bolívar que
le erigió una Capilla en el Paseo Orinoco, donde le hacen su fiesta típica todo
el mes de mayo.
La Capilla fue erigida en la década de
1930 por la culisa Julia González, lavandera del río y devota de la Cruz. Todos
los años recogía de puerta en puerta para sus fiestas en Perro Seco y Santa Ana
y un día en que el desbordamiento del río amenazaba con llevarle su casa,
formuló la promesa de la Capilla a cambio de librarse de la damnificación como
en efecto por milagro quedó librada y “en un 3 de mayo, entre orquídeas
trinitarias, con lirios ramos de penacho-de-guzmán, con coronillas y resedá,
amapolas berberías, levantó el altarcito oloroso e iluminado” escribió la poeta Luz Machado en una
crónica publicada enn El Universal de Caracas. (AF)
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