Su mujer se
llamaba “Sinfonía” y para completar la composición musical le puso a sus cuatro
hijos el nombre de cada tiempo. A su
primera hija la bautizó con el nombre de Allegro; Adagio, la segunda, Minuetto,
la tercera y Rondó, el cuarto y único
varón. Eso le vino una noche que se
deleitaba con la Quinta Sinfonía de Beethoven.
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