A la nueva
propuesta plástica a la cual ha llegado
Joaquín Latorraca después de medio siglo de ensayo y que él ha denominado
“Instabiles flotantes” le parece a muchos que debería llamarse mejor “El Jardín
de Epicuro” no bajo el concepto de antiguos críticos griegos sino lo que
realmente creyó el filósofo y fundador de esa escuela: un jardín con muchas
flores de colores colmado de serenidad y contemplación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario