El Adulador le
dijo al Tirano que era él sin duda el hombre más feliz de la Tierra, pero luego el Adulador
tras una noche de placer quedo convencido de lo contrario cuando alzó la vista
y vio aterrorizado que sobre su cabeza,
sujeta a la fina crin de caballo, pendía una espada desnuda y filosa,
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