Nunca más supe
del sicólogo Rómulo Gibson, desde que me llevó a Puerto Ordaz para que
entrevistara a Horacio, un joven autista que me resultó ingenioso en sus respuestas y
dibujaba todo lo que le atraía viendo televisión hasta que llegó un momento en que me dijo ¡¡Vete!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario