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En mi pueblo las mujeres se persignaban cuando el artesano Pedro Pablo en medio de su bohemia extrema proclamaba
ser alumno de la Escuela de los Cínicos.
Obviamente no estaban ellas al corriente de que en Grecia el cinismo
ostentaba otro significado. En Venezuela
cínico es el que miente descaradamente, sin avergonzarse. En la antigua Grecia, ser cínico equivalía
vivir sencillamente, apegado a la naturaleza.
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