La Madre gritaba
a cada rato la reprimenda porque su hijo prefería estar más tiempo en el mar
que en su propia casa. Para retenerlo la
Madre le procuró una linda novia muy de su hogar, pero él, profundamente
enamorado, pasaba todo el día paseándola en una tabla navegando sobre las olas,
sin vela ni remo, tan sólo impulsada por el viento del amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario