Rosalinda

Era el llanero un jugador empedernido.  Jugaba más por vicio que por ambición. Un mal día lo perdió todo, hasta la vergüenza, pues tuvo el brío de apostar su mujer, con la buena fortuna de recuperarlo todo aunque perdió definitivamente el impulso lúdico.  Ahora sólo juega a los dados del amor.

Goyo, el Calafateador.

Goyo Suárez era excelente calafateador.  Cuando el  San Rafael hacía agua tras largo viaje, al llegar a tierra, Goyo le trataba las juntas de las tablas del casco y la cubierta con estopa y brea comprada en la casa del tuerto Juan Gil.     Y cuando en la bodega se agotaba la estopa, Goyo, quien tenía unos bigotes abultados,  apelaba a la estopa del  cocotero de Punta Botón. Desayunaba Goyo con una descomunal taza de majarete, visto lo cual, una mañana el travieso niño vecino le preguntó por qué consumía tanto majarete,  “Ni tanto, mijo, sólo la mitad porque la otra mitad se queda en los bigotes”.

El Cabalista

Alejandrito Coello vivía bajo la cúpula del cardonal chillando como un querrequere, pero sin dejar de ser un Señor de la Cábala, capaz de suponer e interpretar, sin nada saber ni comprender las esotéricas leyes del Talmud judaico, lo que estaba más allá del mar y del misterio.

El infanticidio de Herodes

El infanticidio de Herodes rebasó la tragedia hasta el extremo de la locura con máscara de monigote..

Brunilda

Bella y frágil como un cristal luminoso. Una deidad nórdica parecía ella, pero marcada con un final trágico.  El apetito libidinoso de su padrastro no pudo evitar que la bella cumanesa, acaso como la Brunilda mitológica, fuera arrastrada por la cola galopante de un caballo salvaje.

Lo bueno del Diluvio

Lo bueno del Diluvio fue el Orinoco que facilitó la navegación y comunicación de los Tamanacos en Guayana y el Salto Tequendama en Colombia que permitía a los Chibchas la recreación espiritual en comunión con sus divinidades.  Por eso los Tamanacos idolatraban a Amalivacá, lo consideraban creador del Orinoco y los Chibchas a Bochica  porque detuvo el Diluvio justo en el punto donde  emerge el Salto Tequendama.

Amalivacá y Bochica

Fueron dioses de una misma estampa y linaje, aunque menos rencoroso el primero, pues Bochica jamás perdonó al dios Chibchacum el fenómeno desbastador del Diluvio. Por eso lo sentenció a cargar el Mundo sobre sus hombros.  Pero no previó lo de los terremotos  que se producían cuando Chibchacum, por cansancio, pasaba el Mundo de un hombro a otro.

Chcho Liboria

Chucho Liboria, o sea, Jesús, el hijo de Liboria, era un moreno alto, delgado,  inteligente, de impresionante destreza.  Cargaba el maletín del  doctor Cooper, médico polaco de la Isla de Coche.  En sus ratos de ocio, solía jugar partidas en el Billar del Gordo Maneque Marval y era capaz de ganar haciendo 50 carambolas de manera ininterrumpida, algunas por tres bandas.

El apelativo primitivo

Teles de Mileto

Primitivamente el apelativo del ser humano era el nombre del lugar donde había nacido.  En la Isla de Coche, era el nombre de la mujer que lo parió. “Chucho Liboria” por ejemplo, era Jesús el hijo de Liboria. Tales de Mileto, era,  Tales, el filósofo y Mileto, ciudad antigua de Grecia. 

Aurora y Cortaza

Aurora y  Cortaza, el matrimonio más unido, perfecto, y sin embargo, el más incomprendido e inteligente.  Tanto, que se fueron un día cada quien por su lado hasta el reencuentro ya en la decadencia física, pero en la supremacía del arte de amar a los libros.

El disoluto Rey de Babilonia

Aquél muchacho negro que conocí, comenzó a llamarse Baltasar de Jesús desde que descubrió la diferencia entre el Rey que ofreció mirra  al niño Jesús  y el  último Rey de Babilonia que en una de sus frecuentes  bacanales tomó vino hasta embriagarse en el Cáliz de la Iglesia de Jerusalén

La torre de Perro Seco

El Moro flaco  y desgarbado a quien los españoles criollos de Angostura apodaban “Perro seco” se asustó tanto con la descomunal crecida del Orinoco en un agosto de 1892 que propuso a sus vecinos construir una Torre para salvarse de las inundaciones.

La Bb de los Fenicios

Los fenicios tenían de jeroglífico una casa que ellos llamaban B donde filtraban el café con un colador que colgaban de la pared por el mango configurando la b minúscula del alfabeto de Castilla.

Aníbal el guerrero

No obstante los Pirineos no pudo Aníbal vencer al imperio romano.  Los cartagineses lo atribuyeron  a  su dios Moloch,  ofendido por el falso sacrificio.  En vez del hijo del guerrero, le ofrecieron su efigie. Es decir, le metieron gato por liebre.

Las anguilas eléctricas

Cuando el Caroní fue represado en sus áreas más tormentosas y las turbinas comenzaron a girar, las anguilas se sintieron derrotadas y migraron confundidas hacia el mar de los sargazos.

El Ángel Exterminador

Dicen que emergió de un volcán y aleteó letal sobre el lecho de los primogénitos de la familia egipcia, mientras el Faraón se sobrecogía al entrever en sueño las sandalias de Moisés atravesando el  Mar Rojo.

Ángeles desplazados

El amigo Candelario juraba y perjuraba que por culpa hereditaria del Paganismo griego y romano los santos católicos han venido desplazando a los emisarios del Señor.  De eso caí en cuenta cuando  por inducción sacerdotal me hice devoto de San Juan Bosco, patrono de los niños, y el Ángel de mi  guardia me dijo: “Oye, carajito  ¿qué hago yo aquí?”

Las Amazonas

Francisco de Orellana murió sin poder explicarse cómo pudieron aquellas mujeres guerreras del Cáucaso llegar hasta la colonia portuguesa del Brasil para oponerse a su expedición

Bucéfalo

Como el caballo de Alejandro Magno, René  lo llamaba Bucéfalo no tanto por admirar a través de la historia universal al primer conquistador del mundo sino porque  el animal se encabritaba lanzando coces cada vez que  se espantaba de su propia sombra.  

El pobre Aladino

Aladino era tan pobre que siguió siendo pobre no obstante haber encontrado la lámpara maravillosa pues su desiderátum jamás alcanzó la solución de los problemas sociales de su tiempo sino la egoísta posesión de la hija del Sultán. 

La imagen de alabastro

Blanca, traslúcida, inmóvil, penetrada por espíritus contemplativos, viene de antiguos mares decaídos, ahora modelada por las manos sensiblemente ópticas de Fidias acaso.

Los gritos de Aixa

Imposible que los gritos desesperados de la  bella Aixa traspasaran los muros del castillo de su consorte cercado por las llamas de sus enemigos.  Quedaron atrapados entre grietas y sólo  escapan y se oyen cuando por las noches la brisa de Granada arrecia.

El Águila Arpía

Ahriman expulsado del Coro celestial por desentonar el himno de Dios logró transformarse en Águila Arpía y posarse en la copa del árbol más alto de la Tierra dominando un espacio a donde era imposible que llegaran otras aves sin ser devoradas.  Alarmada la avifauna pidió ayuda a Ormuz y éste montado en el caballo alado de Zoroastres hizo que el Águila se rindiera bajo el impacto reiterado de las coces de su montura.

La tienda del agua

Era administrada por un enano conocido como “El Aguador” que despachaba en frascos variados agua extraída de las fuentes prístinas  Orinoco, agua ferruginosa del Caroní,  agua de efectos diuréticos del Secreto de la Isla de Coche,  agua de colonia, agua bendita, agua fuerte disolvente de la plata, agua mineral de los manantiales de Saint-Moritz, agua oxigenada antiséptica, agua pesada contra la maleza y agua regia para disolver el oro.

Las arepas de Roseliana

Roseliana era la mujer que hacía las arepas más solicitadas.  A mi padre le agradaban tanto las arepas de maíz pilado que terminó enamorado de Roseliana y con ella concibió a Saturnino que creció y murió hundido en el espejismo de la salineta donde solía recrear las imágenes de su fértil fantasía.

La dulce y amarga Agripina

Agripina era muy dulce a pesar de su nombre que  los estudiantes por contraste asociaban con una de las mujeres más crueles de la historia, la madre de Nerón, palo de tal astilla.  Ambos muertos con el mismo hierro de sus crueldades.

La sed de Salomón

Salomón, el marinero del San Rafael, calmaba su sed de tanto viento y de tanto sol, usando una esponja empapada con la vaporizada agua de mar hervida. El pintor Mario Marcano decía que la idea se le había trasmitido por telepatía el sabio Aristóteles.

El inválido Febrero

Febrero es mocho por culpa de Agosto que le robó dos días en franca complicidad con el emperador romano, César Augusto.

El bastón de ébano

Pacífico, el procurador, solía exhibir orgulloso el bastón de ébano que le regaló el Gobernador Diego Arria, pero al final fue a parar en manos de Pánfilo, el portero de Acción Democrática, quien lo ofreció con facilidades de pago al antropólogo Alfredo Inatti. Este pudo cancelarlo sin resultado durante diez años.

El Ágora de Ciudad Bolívar

Bretón llegó a Ciudad Bolívar en alas del surrealismo y sus Fans se reunían en la plaza que ellos llamaban el Ágora de Atenas vigilada por Bolívar desde una peana revelada en los laboratorios de Man Ray.

El agnosticismo de los abuelos

Mi abuelo y mi abuela vivían en una constante discusión porque uno en materia religiosa sostenía que Dios no existe porque es imposible la existencia de lo absoluto mientras que mi abuela afirmaba lo contrario sólo que el ser humano carecía de la posibilidad de conocer la esencia de las cosas.