Lo bueno del
Diluvio fue el Orinoco que facilitó la navegación y comunicación de los
Tamanacos en Guayana y el Salto Tequendama en Colombia que permitía a los
Chibchas la recreación espiritual en comunión con sus divinidades. Por eso los Tamanacos idolatraban a Amalivacá,
lo consideraban creador del Orinoco y los Chibchas a Bochica porque detuvo el Diluvio justo en el punto
donde emerge el Salto Tequendama.
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