Vini, vide, vinci

César vino a mi morada, vio maravillado el esplendor de mi jardín y tras batallar con el Jardinero se apropió de la rosa más radiante,

El cleptómano

El cleptómano conversaba con el tendero y sin que éste se diera cuenta hurtó  y salió con la Clepsidra que al final sirvió para medir el tiempo que duró retenido en la Policía hasta que su psiquiatra  lo rescatara,

La belleza de Cleopatra

Era tan subyugante la reina egipcia que poderosos romanos como Julio César y Marco Antonio cayeron a sus pies arrollados por sus encantos y podríamos decir que hasta Octavio quien demostró lo contrario haciéndose el loco.

El esclavo afortunado

Cuántos habrían deseado ser el esclavo que según la leyenda cargó sobre sus hombros a la insuperable belleza de Cleopatra envuelta en una alfombra.

Penélope

La mujer más fiel de todos los tiempos fue sin embargo víctima de la infidelidad de su marido encandilado por el señuelo hechicero de una maga misteriosa llamada Circe.

La cigüeña

La hija de mi compadre es  una pizpireta de ojos pardos y boca roja al igual que las uñas de los pies.  Es andariega, no para en su casa y lo vecinos dicen que se cita con el Sacristán en la torre del campanario de la iglesia.

La Cibeles

En Ciudad Bolívar durante algún tiempo existió La Cibeles   un local en el que la gente concurría a disipar el aburrimiento doméstico y en el que se colaban los muchachos para reflejarse en un espejo redondo de barriga abultada que caricaturizaba la imagen.  Por eso y también por  las “sacerdotisas” que bailaban desenfrenadas alrededor de una estatua con corona almenada y vestido floreado de matrona.

El Cero

Hubo un tiempo largo en que el Cero (0) no tenía valor, pero se sobrepuso y evolucionó de forma tal que a la Aritmética no le quedó más alternativa que admitirlo como miembro numerario.

El héroe de los mortales

Gracias a Prometeo, héroe de los mortales,  no padecemos por falta de luz y calor.  Él  sustrajo el fuego que lo hace posible del rayo de Zeus, pero debió pagar un alto precio del cual lo libró Hércules al romper sus cadenas y disparar su flecha mortífera contra el águila que día a día le devoraba el hígado.

Estación de verano

No hay otro culpable de la sequía  agreste de los campos  que el señor Plutón por haber raptado a la preciosa Proserpina dejando  marchitado el verde y floreciente corazón de Ceres.

La carga mitológica de Cancerbero

La depresión suicida como diablo de tres cabezas se apoderó de Cancerbero al no poder soportar la carga mitológica de su nombre.

Ironía del país feliz

Este era un país de 30 millones de habitantes cuyo Presidente a cambio de petróleo pidió a sus acreedores 90 mil millones de dólares que repartió otorgando tres millones  a cada uno de los habitantes que hoy  están muy felices y contentos. 

El pastoreo de los colores

El 14 de enero, bien temprano, el Guaro cabalgando en su alazán salió a pastorear el crepúsculo para tratar de enlazar los colores con los cuales solía fantasear en los albores de la infancia.

Estación de verano

No hay otro culpable de la sequía  agreste de los campos  que el señor Plutón por haber raptado a la preciosa Proserpina dejando  marchitado el verde y floreciente corazón de Ceres.

Pecador empedernido

Su marido cuando murió mi abuela le puso un óbolo en la boca para que pagara al viejo barquero Caronte el pasaje con destino al Infierno.

Herencia y leyenda marineras

En Curazao y Margarita, acaso por atavismo, perduran nombres que se repiten en una y otra isla, verbi y gratia: Otra-banda y Punda.  Por coincidencia en Otrabanda de Curazao habría nacido Piar y en Punda de Margarita habría rechazado a cañonazos una goleta tripulada por Bolívar.  

Capicúa

De izquierda a derecha y de derecha a izquierda  el resultado de la operación era la misma.  Lo que jamás pasó por la cabeza del Lobo fue la resurrección de Caperucita y su abuelita.

Inconsecuencia rusa

Rusia estimuló la revolución cubana y después le sacó el cuerpo.  Capablanca fue campeón de ajedrez de Cuba cuando sólo contaba 11 años de edad, 23 cuando fue campeón internacional y 27, campeón del mundo.  Su título lo perdió con el campeón ruso Alekhine, quien se negó reiteradamente a concederle la revancha.

El cantar de los cantares

Penélope pudo resistir con nobleza múltiples seducciones no obstante la ausencia de Odiseo  y otro tanto hizo la bella pastorcita Sulamita.  Quien no pudo esperar más de cinco años que estuvo de viaje Hans Christian Andersen, fue Jenny Lind, el Ruiseñor de Suecia.

El amor de Leandro

El amor de Leandro era tan inmenso como el mar que a nado atravesaba cada noche para ver a su amada que lo guiaba con una luz encendida en lo más alto de su torre.

El pájaro campanero

El minero salió temprano en busca del oro y las piedras preciosas que suele esconder la selva, pero mientras caminaba con su guayare terciado sólo miraba hacia el cielo hasta que el canto como dulce  teñido de campana aleteó sobre la copa de un árbol.  Entonces el palín clavó sobre la tierra.

Fuera de contexto

Con un stradivarius de 1713 estimado en 3 millones de dólares, Joshua Bell, uno de los mejores violinistas del mundo, ejecutó piezas musicales consagradas en la estación del Metro de una gran ciudad, pero sólo uno de centenares de usuario que raudos pasaban se detuvo para decir “Gracias!!!

Camorra política

Franco y Giovanni terminaron en sangrienta riña porque diferían en la comparación de los colectivos armados con la Camorra napolitana del siglo diecinueve.

Terror contra la prensa

Los ataques constantes y sistemáticos de los líderes del poder contra la libertad de prensa alimentan los engendros del fanatismo y el terror.

El dramático destino de Mónica

A Mónica en “Mi prima Ciela” le salvó la vida un delincuente que resultó ser su Padre, pero terminó matándola en el hombrillo de una carretera otro delincuente.

"No me dijeron que me iba a morir"

¡Cielo!! No me dijeron que me iba a morir.  Lo supe después en el instante de la consumación delictiva, en el hombrillo de la vía, frente a una grúa.

"No me dijeron que me iba a morir"

¡Cielo!! No me dijeron que me iba a morir.  Lo supe después en el instante de la consumación delictiva, en el hombrillo de la vía, frente a una grúa.

Caleidoscopio

Albert se hallaba en el templo y de repente una ráfaga de viento hizo que una de las barritas de una enorme araña de cristal  que pendía del techo, cayera en sus manos.  Salió hacia fuera y se puso a través del prisma a lograr una cita con el Sol.  Un arcoíris de colores invadió entonces su retina alcanzando al mundo de la chiquillería que ahora debe rendir cuenta  de la desaparición de la fastuosa araña que según el cura párroco databa del siglo diecisiete.

Sirio, la estrella

La egipcia, mi vecina, tiene dos hijos gemelos.  El Primero se llama Sirio A y el segundo Sirio B. A simple vista el primero es brillante e inteligente y el segundo siempre torpe y opaco.  Lo que no me explico es por qué el perro de mi casa ladra con tanta rabia al primero.  Mi abuelo me dice sonriendo “Mira, hijo, lo que pasa es que el perro se encandila y no puede ver más allá de su nariz”

El País de Pedro

Estamos y vivimos en el país de Pedro Calderón de la Barca donde hasta los sabios no obstante su sapiencia, eran tan pobres  que había más pobres y míseros que otros.

Sigo siendo aquél.

Eso dice cada vez que sube el telón y desde que su hígado roto fue suplantado por otro ajeno aunque esta consciente que las funciones metabólicas y hormonales  de su víscera carecen de la sustancia espiritual de su canto.