martes, 4 de diciembre de 2012

La fortuna de perder la cabeza

">Mi amigo perdió la cabeza cuando perdió el celular y quedó sin un centavo para comprar la cerveza que tanto le agradaba.  Afortunadamente, después de vagar sin rumbo ni acierto, se le prendió el bombillo y logró conseguir trabajo a medio tiempo en un taller de Molvinet y en una licorería.

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