jueves, 25 de julio de 2013

Las prostitutas empleadas civiles

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Este era un pueblo donde la prostitución constituía un servicio esencial.  Los burdeles estaban  administrados por las autoridades municipales y las mujeres inscritas como trabajadoras civiles, con todos los privilegios y beneficios inherentes a esa condición, tales como sueldo y horario de trabajo regular, además de pensiones y beneficios de seguridad social. Las prostitutas tenían su lugar en la sociedad y recibían los beneficios de la seguridad social. Los clientes, por su parte, no tenían necesidad de recorrer las calles en busca de muchachas, o hacerlo en bares de dudosa higiene. Tampoco había gigoló y tratantes de blancas.  Se decía que era un pueblo feliz y sin aprehensiones por ese lado virtualmente oscuro de la sociedad.

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