La sierva saludable

Agar, la muchacha de servicio nunca enfermó.  Por lo visto era la más saludable de la casa y lo atribuía a una Talismán Medicinal,  que el día de sus  quince años le trajo su abuelo minero de la selva guayanesa y que felizmente en forma de Totem  colgaba de su elegante cuello de garza.

La Torah y el Corán

El conflicto árabe-israelí  es de origen bíblico y comienza con los dos hijos del patriarca Abraham: Ismael concebido en el vientre de la esclava Agar e Isaac en el vientre de su esposa Sara.

La eterna pregunta de Ifigenia

¿Dónde estaba Eolo cuando Diana hizo uso de los vientos que paralizaron la escuadra de Agamenón? se preguntaba constantemente Ifigenia cuando su Padre quiso hacer con ella lo mismo que Abraham con su hijo Isaac.

Esclavos de los delincuentes

somos propiedad de los delincuentes toda vez que ellos tienen derecho a matarnos como en otros tiempos los amos de los esclavos.

Adormidera

En un camino real de mi pueblo había una mata robusta de hojas anchas y flores blancas recomendada para sentirse feliz  y calmar ciertos males.  Un día de marzo la mata desapareció bajo el hacha de mi abuelo después de haber leído éste sobre los chinos y la guerra del opio.

Compensación divina

El oro que Melchor, Gaspar y Baltasar ofrendaron a Jesús no alcanzó para librarlo del sufrimiento y la pobreza; en cambio, el incienso y la mirra sirvieron para disipar el mal olor de los sacrificios.

Oro, incienso y mirra

Colón no se equivocó.  Somos el Paraíso.  Tenemos oro negro y dorado más que suficiente para poder importar el incienso y la mirra que nos hacen falta para orar por una Venezuela libre de odios y persecuciones.

Adonías

Las lágrimas de Venus cayeron 

sobre el mortalmente herido 

cuerpo de Adonias que yacía sobre 

un lecho de anémonas y flores rojas

 mientras un jabalí se revolcaba en 

el fango de su inconsciencia.

Adelaida

La mujer de Cayetano no sabía ni siquiera de la existencia de un estado llamado Australia Meridional ni tampoco de la esposa de Enrique IV de Inglaterra, sin embargo era profesora de Geografía e Historia Universal de una escuela bolivariana.

El Joropo guayanés

Los guayaneses inventaron la bandola de ocho cuerdas para sustituir el Arpa llanera por encontrarla muy incómoda en su traslado para montar la fiesta.

El bendito Sol de Aripao

Los negros de Aripao solían cultivar sus tierras  del Caura cuando el Sol entraba en la constelación de Acuario y al salir luego de un mes amanecían en la sabana para rendirle tributo con el tam tam de sus tambores.

Porcina idolatría

Plinio amaba tanto a los cerdos que prefería padecer su aguda y desesperante artritis reumatoide antes que ver sacrificados más de mil cerdos en pos de la cortisona.

Un burro sin oído musical

La bruja perversa le transformó en orejas de asno sus propias orejas  naturales y todo por haber decidido mal el Juez en un concurso musical.  Algo así como la descomunal nariz de Pinocho por equivocar la verdad. 

Secreto mal guardado

El hizo un hoyo y se lo confió a la tierra, pero a poco brotaron espigados y flexibles bambúes que al paso del viento lo gritaban,

El Ambicioso

La ambición llevada hasta los extremos del Rey Midas condujo a aquél señor al hambre torturante sin que pudiera siquiera tocar los más exquisitos manjares servidos sobre su mesa.

El Dorado

Era como el reino de Midas.  Oro y más oro por todas partes.  Semejante seguramente a El Callao o al Lago de Guatavita de donde los colombianos sacaron los dorados objetos que exhiben el Museo del Oro de Bogotá.

El padre permisivo

David, rey de Israel, tuvo con su esposa Maach, al niño Absalón, a quien prodigó excesivo amor, tanto que fue capaz de perdonarle el asesinato de su hermano Ammon, así como su constante conducta violenta y perversa, incluso quiso perdonarlo cuando confabulado con otro oficial del Ejército pretendió destronarlo, pero su Generalísimo Joob, lo capturó cuando huía y le atravesó  el corazón con su lanza.

Ontológica idolatría

Abraham repudiaba a los vecinos  por idólatras.  El creía en su propia conciencia que le decía lo que era bien y estaba mal. Por eso un día abandonó el vecindario y gastó sus suelas devorando distancias hasta encontrar un oasis y una mujer que le dio tantos hijos para fundar un pueblo que no obstante  lo idolatraba como gran patriarca.

Facundo

Facundo hablaba hasta por los codos y además era ególatra  y trompeaba a las mujeres.

Abracadabra

Eugenio, prendido de fiebre, se quedó dormido hasta siempre, decepcionado del amuleto mágico y piramidal que su abuela le colgó del cuello.

El destino Advocatus del Paisa

El Paisa de mi barrio  soñaba en su tiempo de estudiante con ser un ilustre abogado como Abraham Lincold o tal vez como el Pericles de Atenas o si no como el gran Cantón  censor de Roma, pero sólo logró en medio de sus circunstancias  ser defensor  de los ladrones en litigio.

La voz de Betulio

La voz musical de Betulio, matizada de colores, tuvo que ser sometida a una ablución ceremonial conforme a la cosmogonía goajira debido al pecado de la gula.

La luz de las tinieblas

Un alargado y dentudo pez de la fauna abisal subió a la superficie desde la insondable profundidad del abismo marino en procura de una luz que terminó sumiéndolo en una terrible  tiniebla fatal.

Los Abencerrajes

Quienes profesan el socialismo científico de Marx son ateos por convicción, pero  como los moros de la Granada del siglo XV, no resisten  conflictos y degollamientos  como el de Osmin el Cojo, coyuntura, por supuesto,  que provechan los católicos.

Socialismo abejuno

Henri Saint Simon parece inspiró su idea del socialismo utópico en el socialismo de las abejas, pero Stalin y sucesores en el mundo le cortaron las alas.

El seductor lenguaje del abanico

Era un abanico prodigioso que a ese mozo hablaba sin mucho ruido, silencioso, y el aire comprendía y aleteaba como pájaro sobre su pecho sediento de amor.

El Abaco del abuelo

Mi abuelo que prefería el abaco romano para sacar  sus cuentas tuvo la ocurrencia de sentarse sobre el abaco de una robusta columna dórica para prorratear el salario de sus obreros.

La tierra prometida

Aarón no pudo llegar a la Tierra prometida.  Se lo impidió el tiempo que como voluminoso grillo pesaba sobre sus pies peregrinando por el desierto durante 40 años.

Alfa y Omega

Ambos son griegos y mientras Alfa como yedra vive aferrada a la vida, Omega prevalida de su fortaleza atlética la arrastra hasta el abismo.

Aleph y Alfa

Aleph y Alfa son gemelos aunque una haya nacido en Fenicia y la otra en Grecia.  Ambos se juntaron en el óvulo de la Madre Lengua y son felices en la comunión universal.