Cincuenta y seis años
ha invertido en llegar a su destinataria, fallecida ya, como el
remitente, una tarjeta postal enviada en 1917 por un oficial corso del ejército francés
que se encontraba en el frente. La postal, recibida por una hija del oficial corso, muerto ya hace algunos años en
una de las batallas de la Primera Guerra Mundial, fue depositada en uno de los
buzones de los servicios postales de
la casa. Sometida a la correspondiente
censura militar, la tarjeta fue
expedida... pero ha llegado a su destino sólo después de 56 años.
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