Su abuelo fue convincente en la instrucción: -Hija,
cuando te agobien dos problemas recuerda que uno de los dos tiene solución. Así lo comprobó cuando
al sufrir un accidente perdió por completo el ojo izquierdo. Entonces pensó que no siendo posible
recuperar la visión por el ojo afectado, por lo menos, podía disimular el
defecto dejándose crecer la cabellera que a lo largo de su vida resultó clamorosa
y sugestiva.
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