Rita tendrá que vivir toda la vida con su marido por ser demasiado amable con él.
La señora
solicitó el divorcio de su
esposo a causa del mal temperamento de éste producido por frecuentes borracheras. "La vida con él es
imposible", dijo ante el juez civil de la causa. Pero a
pesar de esto y de que el matrimonio confesó no haber mantenido
relaciones íntimas desde hace años, el juez se negó al divorcio. La amabilísima Rita continúa poniendo todas las noches una botella de agua en la
cama de su marido, cocina sus guisos
favoritos, le lleva el desayuno a la cama y antes de irse a dormir
prepara a su esposo una taza de leche caliente.
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