Pedrito fue a la
casa vecina por un hacha y durante el trayecto vio tirada una moneda que al
instante recogió y salió corriendo a darle la buena nueva a su Madre “Y el hacha” preguntó ella y Pedrito pegó un
brinco y salió en estampida, pero el instrumento prestado para cortar la leña
ya no estaba. De manera que la alegría
de una sorpresiva moneda en el camino se trastocó en llanto.
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