Las fuertes
corrientes marinas dominaron la nave Santa María hasta estrellarla contra los
arrecifes de Quisqueya. La tripulación
quedó a salvo y los restos fracturados de la nao aprovechados para levantar un
Fuerte que por ser prácticamente hijo de la Santa María, el Almirante lo
bautizó con el nombre de La Natividad que, lamentablemente, también naufragó
bajo al impetuoso oleaje de los Caribe y Cipayos.
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