El músico Manuel
le confió un secreto de intimidad matrimonial a su entrañable amigo Pedro, muy aficionado
al jazz, y él no se lo aguantó sino que lo trasmitió a su amigo de confianza el
Periodista, quien sin reservas lo comunicó a un colega muy allegado, quien sin
pensarlo mucho lo elevó a la máxima potencia hasta que inevitablemente llegó a
oídas de la pareja del músico derivando ipso facto un divorcio irreversible.
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