Petrica cuando niña fue la Inmaculada en el cuadro
vivo de la escuela de Emérita Marín y desde entonces
y para siempre quedó como predestinada para servir a su Madre hasta que muriese, a su tía hasta el
fin de sus días, a su madrina hasta su último suspiro y a su hermano hasta la ultimidad. Ahora ella sobrevive a las penurias del
tiempo.
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