El hombre que se aburría, que se moría de hastío y no le encontraba
sentido a la vida, experimentó súbitamente el impulso de emerger de ese mar
tedioso y al hacerlo se encontró con una sirena que le susurró al oído la existencia
del Paraíso, sólo que tenía que buscarlo sin perder tiempo. En eso transcurrió todo el resto de su vida
hasta que al fin falleció con una sonrisa enigmática.
No hay comentarios:
Publicar un comentario