viernes, 15 de noviembre de 2013

Oráculo de la buena suerte


La Madre se hallaba en el campo procurando leña y había dejado a su niño recién nacido durmiendo en estera, al cuidado de una Cieguita cuyo radar  no pudo captar a tempo que una corriente de hormigas negras invadía el cuerpo del bebé.  La cieguita al tratar de calmar al niño que había estallado en llanto, se dio cuenta de lo que le ocurría por el hormigueo en sus manos  y corrió a la calle gritando y orando al Santo Niño de Atocha.  Los vecinos acudieron muy angustiados y solidarios. Ahora, ya crecido y soñador,  admiran al niño y lo acarician como oráculo de la buena suerte.

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