Entre comprados y regalados,
Juanita, había logrado coleccionar en su habitación cien pares de zapatos,
suficiente para lucir uno distinto cada día.
El problema de ella era que luego de despertar cada mañana para ir al
trabajo, olvidaba los usados el día anterior, por lo que Juanita sólo se acordaba
muchos días después cuando se daba cuenta que su tacones se veían desgastados.
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