miércoles, 20 de noviembre de 2013

Un alumno sin retorno

La Escuela estaba al otro lado del río profundo y torrentoso.  El único medio para cruzarlo  era en balsa o una guaya a través de la cual se podía ir colgado de  un arnés deslizándolo hasta la orilla. Los niños que se arriesgaban podían hacerlo con los ojos cerrados, pero uno de ellos que lo hizo por primera vez se negó volver  y se quedó para siempre bajo las faldas de su maestra.

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