jueves, 31 de octubre de 2013

El Poeta muerto



El Poeta me invitó en horas del mediodía a almorzar en el restaurante “El Faro” de la avenida República.  Hacía allá me dirigí todo extrañado y cuando entre lo vi sentado con su morena hija quinceañera en torno a una mesa cuadrada.  Entonces me dijo en respuesta a mi saludo que anoche había soñado su muerte y yo al pie de la urna  pronunciando la oración de despedida.  Lo siento como un compromiso en el que pienso cada día  que resucita.

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