viernes, 25 de octubre de 2013

Periodista corazón de acero


El Corresponsal se hallaba en el Terminal del aeropuerto, desprovisto de sus habituales herramientas de trabajo (bolígrafo, libreta, cámara fotográfica). De repente oyó por los altavoces que un avión DC-3, cargado de turistas, se precipitó a tierra en las inmediaciones de la paradisiaca laguna de Canaima.  El corresponsal inquieto por llegar de primero al lugar del siniestro, fue aceptado en el avión de Búsqueda y Salvamento dispuesto para despegar.  Al llegar y caminar largo entre breñas y lagartos, sin tiempo para llorar ante aquella escena desgarradora de cuerpos esparcidos y mortalmente yacentes, los despojó de lo necesario para poder  cubrir periodísticamente aquella tragedia.

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