miércoles, 2 de octubre de 2013

Homicidio y suicidio


En forma de mutuo reproche, me tocó percibir este diálogo entre el obtuso Byron y la bella Catalina:  Yo utilizo las armas dolorosas del sicario contra mis semejantes sin importar quiénes son,  y tú, acaso al revés, utilizas las armas eróticas del placer contra ti misma y la moral pública. Ambos somo desechos de la sociedad, pero tú más  por tener yo la misma justificación de Magdalena; pero, a ti, ¿quién te justifica?


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