Ella era una niña linda de ojos
verdes, hija única de inmigrante italiano casado con una guayanesa deformada
por obesidad. La niña en sus ratos de
soledad se ponía frente al espejo y se negaba asimismo. No creía ella ser hija
de su Madre y enajenada por la incertidumbre, se fugó de la casa hasta que la
Policía la localizó en la orilla del río sonriéndole a los delfines.
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